lunes, 29 de octubre de 2012

EXHORTACIÓN PASTORAL

Domingo, 28 de octubre de 2012
Sistema de Gobierno Presbiteriano
Hoy celebramos el Domingo de la Reforma Protestante.  No está de más que repasemos brevemente una de las tantas aportaciones de la Iglesia Presbiteriana al movimiento de la orientación espiritual de la Iglesia Cristiana.  Me refiero a lo que conocemos Sistema de Gobierno Presbiteriano.
Las Iglesias, sea cual fuere, tienen una teología en la que nos dan su visión particular sobre Dios y la relación de Dios con lo creado.  Dicha teología(etimológicamente-estudio de Dios) expresa o contiene los conceptos primarios y fundamentales en cuanto a la fe sobre la que se sostiene y en la que se afirma dicha Iglesia.  Dicha teología indica lo que se cree y por qué se cree en ello, en relación a Dios y su acción en el universo que Él ha creado, muy especialmente en relación con el ser humano.
Además de su teología, cada Iglesia tiene también un sistema que se traduce en vivencia humana los artículos teológicos en que se resume y se expresa esa fe.  La articulación de esa fe en un sistema para hacer efectiva esa teología en la vida del ser humano, es decir, la forma cómo actualizar lo que está implícito en dicha fe, es lo que llamamos su política, su sistema de gobierno, su forma de hacer las cosas.
Teológicamente hablando, nosotros los creyentes presbiterianos seguimos los principios y doctrinas conforme a la Teología Reformada, guiados por Las Escrituras.
Cómo actualizamos esa fe en la vida de la Iglesia como Iglesia, y en la vida del creyente como creyente, y en la vida de todos juntos como pueblo de Dios, a eso nos referimos al hablar de presbiterianismo.
Hay varios sistemas de cómo las Iglesias ejercen o expresan su fe en términos del gobierno que permitiría llevar a cabo la tarea religiosa y eclesiástica.  Hay Iglesias regidas o gobernadas por obispos, el mejor ejemplo de las cuales es la Iglesia Católica Romana, en la cual el obispo de Roma le es dado el nombre de sumo pontífice, y quien dentro de esa Iglesia tiene una autoridad sin límites, llamándose papa o representante de Cristo.  Esta Iglesia es el ejemplo máximo de dichas iglesias regidas por obispos, pero hay otras que siguen ese sistema llamado episcopal, como la anglicana o luterana.
En el extremo opuesto al sistema episcopal, está el sistema congregacional.  Un ejemplo de ello es la Iglesia Bautista, en la cual la congregación es la que supuestamente posee toda autoridad.
Entre esos dos extremos está el sistema de gobierno presbiteriano.  En este sistema nuestro no hay obispos.  Pero no somos una iglesia congregacional en la que la congregación local posee toda autoridad.  En nuestro sistema rige la democracia representativa, en la que guiados el Espíritu Santo, entendemos que Dios llama a quienes quiere que sean ministros(as) de la Palabra y Sacramentos,(hoy llamados presbíteros(as) docentes), así como a quienes quiere que sean ancianos(as) para el gobierno.  Y entendemos nosotros, en nuestro sistema presbiteriano, que el Espíritu Santo actúa a nivel de todos los cuerpos gobernantes-(consistorios, presbiterios, sínodo, asamblea general), así como a través de los organismos que esos cuerpos eclesiásticos ordenan y crean, para realizar la labor de proclamación, anuncio y misión del Reino.
Una palabra fundamental en el presbiterianismo es la palabra orden.  Cuando nuestra teología Reformada nos apunta a la base de nuestra fe, como una fe cimentada en un Dios majestuoso, soberano, glorioso y de orden sin igual, dicha teología pone las bases para que nuestro sistema político, es decir, el sistema de cómo gobernar, cómo llevar a cabo el programa de adoración, misión y entrega al Señor sea y tenga que llevarse a cabo en un sistema de orden y buen juicio.
Ese orden y buen juicio es fundamental en la liturgia, a través de la cual adoramos a Dios; ese orden y buen juicio es esencial a los parámetros que gobiernan y rigen nuestra vida de fe; ese orden y buen juicio es concomitante indispensable al quehacer de cualquier presbiteriano cuando adora, cuando ama, cuando sirve, cuando comparte lo suyo con el Señor, nuestro Dios y con los demás.
Rev. Salvador Gavaldá Costelló

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