domingo, 27 de marzo de 2011

Comunicado Pastoral a toda la familia de la Iglesia Presbiteriana en Hato Rey

La vida cristiana en muchas ocasiones es comparada con un peregrinaje. De forma similar, el ministerio pastoral es un largo camino que se sabe dónde comienza, pero no dónde va a concluir. En la vida de un Ministro de La Palabra y Los Sacramentos en la Iglesia Presbiteriana (EUA) hay momentos para llegar y momentos para relocalizarse buscando siempre ser fiel a la voluntad y dirección del Espíritu Santo.
Dicho esto, les comparto que he sido llamado para servir como pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana Hispana en Miami, Florida, con la implicación de que mi labor pastoral en Puerto Rico culminará el 31 de julio del presente año. Hasta que ese momento llegue, continuaré siendo pastor de la Iglesia Presbiteriana en Hato Rey sirviendo con la misma pasión y dedicación que le he brindado durante una década.
Próximamente estaremos compartiendo detalles sobre lo que será un proceso de transición coordinado por nuestro Consistorio, siguiendo estrictamente el orden constitucional de nuestra denominación para identificar el nuevo liderato pastoral que el Señor tenga para la congregación, todo a su debido tiempo.
En mi corazón hay mucha tristeza porque se acerca el momento de decir “adiós”; pero no debemos permitir que el temor se apodere de nuestros corazones pues todas y cada una de nuestras vidas permanece en las manos del Señor y de las manos del Señor, nadie las puede arrebatar.
Nos esperan tiempos de grandes retos y nuevas oportunidades como Iglesia. Próximamente se avecina la Semana Mayor y la Celebración de Seis Décadas de testimonio y servicio. Hagamos de estos eventos oportunidades para renovar la vocación congregacional y el compromiso de dar testimonio fiel de Jesucristo en los años por venir. Como bien enseñan Las Escrituras, una casa bien fundamentada sobre la ROCA, frente a todo embate, perseverará.
«Y a Aquél que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.» (San Judas 24-25).
Pastor José Manuel

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