domingo, 24 de marzo de 2013

LA HORA DE DIOS

Domingo, 24 de marzo de 2013
"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin"(Juan 13:1).
Hay horas y horas.  En la mentalidad bíblica hay dos maneras de ver las horas, el tiempo.  Por una parte el tiempo del reloj o cronómetro, con el transcurrir de los segundos, minutos, horas, días, meses, años, etc...; y por otras, el evento o acontecimiento providencial y salvador, el tiempo oportuno, de bendición, de gracia(el kairós), la hora de Dios.
Con la Semana Santa llega la Hora de Dios... "Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a Ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.  Y ésta es la vida eterna:  que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado."(Juan 17: 1-4)
¡SEMANA SANTA, LA HORA DE DIOS, tiempo en el que Cristo, en acto supremo de servicio, por medio de su muerte y resurrección, redime y salva a la humanidad!
La Hora de Dios es el tema general en la predicación de la Semana Santa en nuestra Iglesia Presbiteriana en Hato Rey; tema que toma un particular aspecto en la medida que transcurren los días santos.
DOMINGO DE RAMOS...la hora de la Afirmación.  Cristo en el cumplimiento del plan divino afirma su rostro para ir a Jerusalén, donde, según indica el profesor Domingo Marrero, librará la buena batalla, la del amor y la integridad, con el fin de que cada ser humano pueda ser más auténtico y decente.  Los habitantes de Jerusalén reciben a Cristo con gritos de júbilo y cánticos de esperanza:  "¡Hosanna!  ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!"(Juan 12:13).
JUEVES SANTO...la hora de la Entrega.  Jesús, después de instituir la Santa Cena, en un marco de intimidad y reverencia, parte al Getsemaní, y se dispone a cumplir la voluntad de su Padre, entregándose como don supremo de amor para salvación del mundo.  "Abba, Padre, todas las cosas son posibles para Ti; aparte de mí esta copa; más no lo que yo quiero, sino lo que Tú"(Marcos 14: 36).
VIERNES SANTO...la hora de la Justicia.  Jesús de Nazareth, el Maestro, el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, el Justo, después de mucho sufrimiento, muere como un vulgar malhechor, despreciado y abandonado, clavado en una cruz, derramando su sangre, por nuestra salvación.  "A aquel que no había conocido el pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, a fin de que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (II Corintios 5:21).
DOMINGO DE RESURRECCIÓN...la hora de la Victoria y la Esperanza.  ¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO EL SEÑOR! Con la resurrección de Cristo triunfa la vida sobre la muerte, la gracia sobre el pecado, la verdad sobre la mentira, la luz sobre la oscuridad.  Cristo murió y resucitó para que cada uno de nosotros experimentara una gloriosa resurrección.  Hay, pues, vida y esperanza.  "Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos al pecado, nos dio vida nueva con Cristo y juntamente con él nos resucitó"(Efesios 2: 4-6).
SEMANA SANTA...la Hora de Dios, tiempo en el que Dios nos dirige su Palabra Santa con particular matiz de reto y compromiso...  Tiempo de especial atención, reflexión profunda y sincera respuesta...  Tiempo propicio para preguntarnos con seriedad qué lugar ocupa Dios en nuestra vida, en nuestros proyectos, sueños y aspiraciones; o lo que es lo mismo, si tiene relevancia Dios y su designio salvador en nuestra vida, la que vivimos a diario y la que quisiéramos vivir cuando suspiramos por una mejor.
Por parte de Dios no hay problema...  ¡Dios se interesa por nosotros!  La pasión, muerte y resurrección de su Hijo es prueba suprema de ello.
La Semana Santa reclama nuestra presencia en el templo para, en la congregación de los santos, celebrar el evento de la Pascua, ya que "de tal manera Dios amó al mundo(a ti y a mí), que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna; porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él"(Juan 3:16-17).

¡FELIZ PASCUA CRISTIANA!

Rev. Salvador Gavaldá Castelló


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