miércoles, 28 de abril de 2010

Sobre los muertos, las motoras y otras yerbas

El haber sido entrevistado recientemente en un programa de TV sobre el curioso caso del velatorio de un joven montado en su motora (motocicleta) me lleva a exponer mi parecer en forma más detallada y articulada.
Comienzo por expresar una palabra de solidaridad hacia los familiares del joven fallecido. Para quienes no hayan tenido conocimiento de qué estamos hablando, me refiero a un joven que fue asesinado el jueves pasado y siguiendo instrucciones de familiares, la Funeraria a cargo de los arreglos, le embalsamó y le presentó en Capilla ardiente montado en una motora, en lugar de dentro de un ataúd, como suele hacerse en nuestra tierra. El acontecimiento atrajo mucha cobertura en los medios noticiosos (entre el 27 y 28 de abril), toda vez que se trata de algo atípico, realizado por la misma funeraria que hace dos años embalsamó al que fue reconocido mundialmente como “el muerto para'o”.
Sobre el tema de cómo tratar con los cadáveres, nuestro Libro de Confesiones es muy parco. Encontré apenas una expresión contenida en la Segunda Confesión Helvética, que indica lo siguiente:
«5.235 DE LA SEPULTURA DE LOS CUERPOS. Así como los cuerpos de los fieles son templos del Espíritu Santo y como creemos verdaderamente que resucitarán en el Ultimo Día, las Escrituras ordenan que sean entregados a la tierra honorablemente y sin superstición. Y también que se haga mención honorable de esos santos que han dormido en el Señor, y que se prodiguen todos los deberes de la piedad familiar a los que quedan, a sus viudas y a sus huérfanos. No enseñamos que se tome otro cuidado por los muertos. Por lo tanto, desaprobamos grandemente de los Cínicos, quienes descuidan los cuerpos de sus muertos o que los arrojan desdeñosa y negligentemente a la tierra, nunca dicen una buena palabra de los fallecidos ni les preocupa en lo mínimo los dolientes. » (negrillas nuestras)
Desde esa perspectiva puedo afirmar que la forma en que se preparen y acomoden los cuerpos en una funeraria es irrelevante, en tanto y en cuanto no se cometa descuido, abandono o negligencia. Para la familia en cuestión resultó importante arreglar el cadáver como se hizo (en motora) y de esa forma honrar la memoria del difunto. No obstante, me resultó espantosa la manera en que los representantes de la funeraria se condujeron ante los medios de comunicación, llegando al extremo de abrir el ataúd en el cementerio y mover el cuerpo irreverentemente para mostrar a la prensa que estaba allí. “Esto lo hago para la prensa”, indicó la señora, sacando partido de una situación como esta para promover su negocio. Combustible para el fuego de la morbosidad...
Nuestro destino eterno no depende de la manera en que se lleve a cabo la sepultura, sino que depende de la gracia de Dios. Lo que hayamos hecho en vida será lo que quede en la memoria de quienes nos recordarán luego de haber fallecido. Por más camuflajes que le pongamos, la muerte sigue siendo la muerte, y acomodar los cuerpos aparentando actividad viviente no cambiará el hecho real de la muerte. “Parece que está vivo”, decían algunos en la funeraria... “parece”, pero no lo está... Aún más, creo que este tipo de práctica pudiese dificultar que la familia pueda enfrentar y superar su proceso de duelo de manera realista y constructiva. Colocar el cuerpo muerto como si estuviera vivo, pudiese ser en cierta medida, un intento de negación de la realidad.
En lo que a mí respecta, que me velen y entierren en el ataúd... o que me cremen y dispersen mis cenizas en la bahía de Aguadilla... o... ¿qué importa? ¡me tiene sin cuidado lo que hagan con mi cuerpo! Después de todo mi ser estará en otro lugar, disfrutándose el abrazo del Señor y la bienvenida de los amados(as) que me precedieron.
Rev. José M. Capella-Pratts / 28 de abril de 2010

1 comentario:

Teófilo de Jesús dijo...

Pastor,

Quiero manifestar mi desacuerdo respetuoso con su postura.

El cuerpo de un cristiano fue Templo del Espíritu Santo y por lo tanto, algo que se trata con respeto, sí, pero yo diría que hasta con devoción. No se debe tratar como un "G.I. Joe" y posarlo como a uno le dé la gana para el placer de los enlutados o del público curioso.

No apruebo de estos espectáculos, Pastor, y los cristianos en general - soy católico observante - deben de ser exortados a evitar visiones paganas de la muerte y tratar este hecho con el verdadero respeto que se merece.

+JMJ,
~Theo