lunes, 12 de marzo de 2012

EXHORTACIÓN PASTORAL

11 de marzo de 2012


"Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida".(Apocalipsis 2:10)

Compartía con un amigo pastor ciertas preocupaciones relacionadas con la Iglesia en general.  En un momento de la conversación, me dijo con mucha seriedad:  "Salvador, yo creo que todo es cuestión de fidelidad".  "Pues mira que sí", le respondí.
Dos pastores, uno bautista y otro presbiteriano, coinciden en que toda la problemática en la que está envuelta la Iglesia tiene su respuesta en la fidelidad.  
Vivimos en una sociedad donde constantemente se nos bombardean desde el campo comercial y político con mensajes que nos invitan a confiar, porque tanto el comerciante como el político nos garantizan que no nos van a fallar.  Sin embargo, vemos cómo en la práctica no es así...
¡Cuánta decepción!  Pero al parecer nos hemos acostumbrado a vivir así y ya no le damos importancia a la fidelidad, pues la fidelidad no está fundamentalmente presente, como valor, en nuestra manera de enfrentar la vida y su problemática.  Creemos que con prometer en un momento ya es suficiente, pero no hay compromiso.  A la hora de la verdad, cuando no cumplimos con lo prometido despachamos la cuestión con una excusa fácil y tratamos de acallar nuestra conciencia. 
¡Porque pensamos así y actuamos así está nuestra sociedad como está y hay tanta desgracia!
Hace ya algún tiempo, un periódico, bajo el título de "En juego la fidelidad", nos traía una noticia interesante.  Los Boys Scouts de Inglaterra decidieron cambiar su juramento suprimiendo cualquier alusión a la monarquía británica, porque no querían tener que jurar un día fidelidad a un hombre, el Príncipe Carlos, que había admitido públicamente haberle sido infiel a su esposa, Lady Diana.   Según comentaba Garth Morrison, jefe de los 600,000 Boy Scouts de Gran Bretaña, era difícil prestar juramento de fidelidad a uno que no es fiel.  ¡Que una organización como la de los Boy Scouts tuviera que hacer un ajuste en lo más sagrado, como lo es el juramento, porque encontraba que parte de lo que era el objeto del juramento se desmoronaba, es preocupante! ¿Es que va quedando la fidelidad como una cosa del pasado?  Sería triste, muy triste.  La vida sin fidelidad es una tragedia.
Los cristianos debemos tomar este asunto de la fidelidad muy en serio.  Recordemos que Dios nos ha llamado a una vida nueva para vivir en fidelidad a Él y a los demás.  "Estad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud".(Gálatas 5:1), nos advierte el Apóstol Pablo.   Es más, expresa preocupación de que "como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo"(IICorintios 11: 3).
Dios nos muestra su amor por medio de la fidelidad.  "Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia y tu fidelidad alcanza hasta las nubes", canta el salmista.  Y si Dios se muestra fiel para con nosotros, desea que nosostros le seamos fieles.
Dios en Cristo "el testigo fiel", demanda de nosotros fidelidad.  Y no sólo para Él sino para su Iglesia. 
Con frecuencia proclamamos sin reserva nuestra fidelidad a Cristo, pero nos resulta difícil proclamar fidelidad a su Iglesia.  En esta cuaresma, tiempo de reafirmación de nuestra expresión comunitaria de fe, reflexionemos también en nuestros compromisos con la Iglesia a la par que lo hacemos con los que tenemos con Cristo.
Jesucristo y su Iglesia exigen nuestra fidelidad; pues aunque para la sociedad la fidelidad puede que no sea importante, para la experiencia cristiana es algo fundamental.  El autor del libro de Apocalipsis proclama que aquellos que son llamados y elegidos por Cristo son ante todo fieles.
 Y por último, no olvidemos que la fidelidad a Dios y a su Iglesia tiene su recompensa:  la corona de la vida, aquí y allá.
¡Dios nos bendiga!

Rvdo.  Salvador Gavaldá Castelló

No hay comentarios.: