lunes, 13 de agosto de 2012

EXHORTACION PASTORAL

Domingo 12 de agosto de 2012

Un admirable estilo de vida

Así titulábamos el pasado domingo el sermón, basado en Hechos 2: 41-42.  A la luz de esta breve pero sustanciosa porción bíblica, reflexionábamos acerca de las cuatro asiduidades o perseverancias que configuraban, por su admirable estilo de vida, a las primeras comunidades cristianas como modelo de comunidades en su propósito y eficacia.
En la reciente asamblea de las Mujeres Presbiterianas en Orlando, a la que asistí acompañando a mi esposa Zulma, oí decir al Moderador de la Asamblea General, Neal Presa, que hay tres clases de personas.  Las que hacen que las cosas sucedan, las que contemplan cómo las cosas suceden y las que se preguntan, cuando las cosas suceden, que está pasando.  Se supone que los cristianos de todos los tiempos seamos parte del primer grupo.  Así fue al principio y así debiera continuar siéndolo; aunque en la actualidad no necesariamente es así.  Ya los señalaba hace algunos años el Dr. Peter Marshall, gran pastor presbiteriano y buen predicador.  Con su peculiar manera de denunciar situaciones, decía que donde los primeros cristianos se hacían presentes algo bueno sucedía, algo cambiaba para bien de la sociedad; sin embargo, hoy día la gente nos escucha, bosteza, sigue su camino y nada ocurre.
Han pasado desde que la Iglesia nació del corazón de Cristo algo más de dos siglos.  Debemos recordar con gratitud al cielo que la Iglesia de Cristo en el transcurrir de la historia ha impactado positivamente grandes y significativos sectores de nuestra población mundial y ha propiciado provechosos cambios en lo que conocemos como civilización cristiana.  No obstante, en el día de hoy, por lo que observamos a nuestro alrededor, es mandatorio preguntarnos con sinceridad:  ¿Sigue siendo la Iglesia signo visible de la Buena Nueva que Jesús trae al mundo y que transforma para salvación los corazones de los seres humanos y de las sociedades?
Dicen los entendidos en estadísticas que los que no conocen a Cristo porque no han oído hablar de él son dos terceras partes de la humanidad.  Esta información es para preocuparnos; pero lo que más debe inquietarnos es que un gran sector de la población de los que han oído hablar de Jesús viven como si no le conocieran, ya que muchos llamados cristianos están al margen de las enseñanzas del Maestro y se han alejado de la Iglesia que un día los acogió en su seno mediante el Bautismo.
Creo que es el momento de reflexionar seriamente y con sinceridad acerca de lo que por su naturaleza es la Iglesia de Cristo y de lo que está llamada a hacer.  Un buen ejercicio es dejarnos confrontar por el admirable estilo de vida de los primeros cristianos, marcado por cuatro asiduidades o fidelidades, según el libro de los Hechos; a saber:
  • Perseverancia en las enseñanzas de los Apóstoles,
  • En la comunión o compañerismo,
  • En el partimiento del pan o Santa Cena,
  • En las oraciones.
¿Qué se esconde detrás de este relato?  ¿Qué significó ayer y significa hoy?

Te invito a que acudas estos próximos cuatro domingos al templo.  Predicaremos acerca de todo esto.
Rev. Salvador Gavaldá Costelló

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