lunes, 25 de febrero de 2013

EL CAMINO NECESARIO

Domingo,  24 de febrero de 2013
La oración es una de las disciplinas espirituales que siempre debemos ejercitar, pero especialmente en el tiempo de la Cuaresma.  Es por eso que en este segundo domingo de Cuaresma te invito a reflexionar acerca de la naturaleza de la oración y de su eficacia o poder.
El Dr. James D. Kennedy, fallecido no hace mucho, sacó tiempo en su ardua tarea de pastor y evangelista en la Iglesia Presbiteriana de Coral Ridge, Fort Lauderdale, Florida, para dejarnos algunos inspiradores escritos.  Uno de ellos, titulado  "Renovación Espiritual", nos habla de la importancia de mantener un continuo dialogo con Dios por medio de la oración para evitar que nuestra vida espiritual se debilite y malogre.  Para crearnos conciencia de esta situación recurre, en una de sus páginas, a la ilustración de los seres humanos que con sus cantimploras vacías se tambalean sobre las ardientes arenas del desierto, donde mueren por falta de agua; mientras tanto muy cerca de ellos, crecen y florecen palmeras.  Los cálidos vientos que lanzan arena sobre los blanqueados huesos de los fallecidos, hacen que las verdes ramas de las palmeras se mezan plácidamente.  ¿Dónde está el secreto?  Las raíces de las palmeras se hunden en la arena y se nutren de los invisibles subterráneos manantiales de agua.
Así acontece, hoy, indica el Dr. Kennedy, en los desiertos de nuestras ciudades modernas, donde muchos seres humanos perecen y son consumidos bajo el sol de mediodía, ya que las ansiedades de la vida diaria contribuyen a marchitar el espíritu y llevan a muchos a la ruina total; sin embargo, otros, inmersos en las mismas situaciones, sonríen y enfrentan con éxito su problemática.  ¿El secreto?  Si penetramos dentro de esos ojos observaremos en sus espíritus el exuberante fortalecimiento y crecimiento que solo se produce cuando las raíces están en contacto con los hondos y ocultos manantiales, las fuentes de agua viva, la comunión con Dios, por medio de la ferviente oración.
¡Cuan importante es orar para experimentar paz en nuestro espíritu y hacer que nuestras vidas, a pesar de los muchos obstáculos y angustias, tomen la dirección correcta y el ritmo adecuado!
La oración es tan importante y necesaria para el ser humano que brota espontáneamente de su espíritu, al tomar conciencia de su necesidad y vulnerabilidad, ya que innumerables problemas tanto temporales como espirituales ponen al descubierto lo limitadas que son las posibilidades del hombre y de la mujer para enfrentarlos y superarlos con éxito.  Por consiguiente, no duda en relacionarse con poderes superiores que puedan influir de manera positiva y determinante en su vida.  Es por eso que la oración es una experiencia profundamente humana y universal.  A este fenómeno se le conoce como oración natural.
¿Qué añade la oración cristiana a todo esto?  ¡Mucho!  Ya que la oración cristiana, la que lleva la marca de Cristo y se hace en nombre de Cristo, presupone que el orante haya aceptado a Jesús como Señor y Salvador, experimentado el nuevo nacimiento o regeneración espiritual, ser hijo e hija de Dios y parte de su familia, ser objeto de su amor y salvación.  De ahí que, a diferencia de la oración natural, la cristiana pone su atención primordialmente en Dios y su amor antes que en las necesidades o carencias humanas, en el Dios de poder antes que en el poder de Dios, en el Dios de bendición antes que en la bendición de Dios...  En fin, en una genuina relación con Dios Padre, buscando todo aquello que esté de acuerdo con su Voluntad y su propósito para con sus hijos e hijas.  En resumen, el propósito de la oración natural sería conseguir algo; mientras que el de la cristiana es ser algo, ser cada día más hijo e hija de Dios.  Por eso la oración cristiana no es simple petición, sino conversación con Dios.  Eso no quiere decir que el cristiano olvide sus necesidades.  Es más, en la experiencia de hijo e hija necesitados, el cristiano tiene una ayuda incalculable, el Espíritu Santo que mora en cada uno y una, ayudando a pedir como conviene e intercediendo por el orante con gemidos indelebles(Romanos 8: 27).
En pleno Siglo XXI nos es raro oir que tanto adelanto y progreso en las distintas facetas de la vida humana, la practica de la oración como disciplina espiritual esta pasada de moda.  Sin embargo, independientemente de que podamos satisfacer nuestras necesidades o no, fuimos creados por Dios para tener una adecuada relación con Él, por medio de Cristo.  Que experiencia tan extraordinaria supone tener acceso a la presencia de Dios, inspirados por el Espíritu, por medio de la oración.  Recordemos que todo esto es bendición, es don, es gracia, ya que Cristo por medio de su muerte y resurrección forjó el camino de comunicación directa con Dios... Un camino que esta abierto a todos sus hijos e hijas... Un camino repleto de bendiciones... y que debemos recorrer porque es camino necesario.
Rev. Salvador Gavaldá Castelló

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