DIOS ES
SENSIBLE A NUESTRO SUFRIMIENTO
Ante esta lamentable situación, nos seguimos haciendo la pregunta: ¿Por qué Dios permite
estas cosas y otras que suceden? ¿No
podría evitar con su poder que la vida del ser humano dejara de
seguir tiñéndose del color oscuro del sufrimiento?
Los cristianos solemos acudir a la Biblia
para encontrar respuesta a las perennes
preguntas. El porqué de sufrimiento
es una de ellas.
En la Biblia el tema del sufrimiento ocupa un lugar de
privilegio, ya que muy pocas de sus páginas dejan de referirse, implícita o explícitamente, a
esa dura realidad que marca la existencia humana. Pero como la Biblia no es un tratado de
filosofía, no busquemos en ella respuestas “racionalmente”
satisfactorias al fenómeno sufrimiento, ya que para las Sagradas
Escrituras el sufrimiento sigue siendo lo que es la vida misma, un
misterio. No obstante, el mensaje bíblico arroja
luz acerca del origen del sufrimiento y de cómo
afrontarlo.
¿Y qué del sufrimiento del justo? Mejor sería
preguntarnos: ¿Por qué el
sufrimiento no discrimina entre el inocente y el culpable? La pregunta no tiene fácil
respuesta. Pero quizás nos ayude a
entender algo el hecho de que “en Cristo, Dios revela un
rostro insospechado, ensangrentado, torturado y sufriente. Cristo se acerca al drama humano para recoger
y presentar ante Dios todo sufrimiento y redimir al ser humano del origen del
sufrimiento: el pecado”(Leonardo Boff).
Ningún ser humano escapa al sufrimiento, pues somos
pecadores. Por eso, Cristo, el Hijo de
Dios, al asumir nuestra condición, aunque no conoció el pecado,
experimentó sus efectos sufriendo tanto o más que
cualquier ser humano.
En el sufrimiento de Cristo, vemos que Dios no es ajeno a
nuestro sufrimiento y nos invita a retornar a Él para que,
al experimentar restauración en nuestro pensar, sentir y
hacer, contribuyamos a hacer un mundo mejor, donde ningún ser humano
inflija dolor a otro ser humano.
Rdo. Salvador Gavaldá Castelló
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