lunes, 27 de febrero de 2012

CUARESMA, TIEMPO DE REAFIRMACIÓN

26 de febrero de 2012
Ya nos hemos adentrado en el tiempo de Cuaresma.  Dimos inicio a la misma el pasado miércoles en el Servicio celebrado en la Iglesia Presbiteriana en Puerto Nuevo, donde nos reunimos las Iglesias Presbiterianas de Puerto Nuevo, Caparra Terrace y Hato Rey.  La presencia de miembros de cada una de estas iglesias constituyó un elocuente testimonio de unidad y compromiso con el Evangelio.
Durante los primeros siglos, los cristianos en el tiempo de Cuaresma renovaban su interés en las prácticas comunitarias del estudio de las Escrituras y de la Oración.  Además, se esforzaban por atraer nuevos conversos a la iglesia e instruirles en las enseñanzas del Evangelio para presentarlos al Bautismo que, por cierto, se administraba al amanecer del día de la Resurrección del Señor.  Reafirmaban así su sentido de miembros de la comunidad de fe, la Iglesia.
Con el correr del tiempo, en la Edad Media, este gozoso espíritu de preparación comunitaria para la celebración de la Pascua se distorsiona, dándose inicio a un período en el que cada uno se preparaba así mismo para la Semana Santa.  En vez de ser un tiempo en el que cada uno se preocupara especialmente por los demás, la Cuaresma se convirtió en un período en el que cada uno se dolía de su propio pecado y se preocupaba de su propia salvación.  En otras palabras, la Cuaresma desembocó, al menos esa es la impresión, en el tiempo especial para lograr o merecer la salvación.  La Cuaresma así celebrada, representa la "teología del mérito" en contraposición a "la teología de la salvación por gracia."
Preguntémonos en este tiempo:
  • ¿Cómo está mi relación con la Iglesia, la Iglesia de Cristo?
  • ¿Tomo con seriedad el asistir a los Servicios de Adoración?
  • ¿Asisto con regularidad a las prácticas comunitarias de oración y estudio de la Biblia?
  • ¿Oro por los enfermos y necesitados de mi congregación?
  • ¿Oro por el Pastor y su familia?
  • ¿Me comunico con los hermanos de la Iglesia visitándolos, llamándolos por teléfono o enviándoles alguna nota?
  • ¿Tiendo puentes hacia los hermanos que están alejados de la iglesia?
  • ¿Procuro la reconciliación con el hermano que por alguna razón está alejado de mí?
  • ¿Comparto con el Pastor?  ¿Contagio con mi entusiasmo a aquellos que no están visitando iglesia alguna para que me acompañen a la mía?
Celebremos la Cuaresma y renovemos nuestro compromiso con la Iglesia, ya que sin éste no hay celebración de Pascua Cristiana.

Rvdo. Salvador Gavaldá Costelló

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