19 de febrero de 2012
El próximo miércoles, día 22 de febrero, comienza la Cuaresma... Tiempo privilegiado y providencial... Tiempo de Dios y del Espíritu... Tiempo de reflexión y renovación... Tiempo de gracia y de poder... Tiempo de preparación para celebrar adecuadamente el misterio de la Pascua Cristiana(pasión, muerte y resurrección de Cristo). Pero...¿tiene sentido celebrar un hecho tan lamentable y trágico como lo fue la muerte de Jesús?. Desligándola de la resurrección, constituiría un absurdo. La pasión y muerte de Cristo no pueden desligarse de su resurrección. Todo es parte integrante de la Pascua...del paso del Señor...del insondable amor de Dios y de su infinito poder... de la victoria de la gracia sobre el pecado... de la vida sobre la muerte... de la luz sobre las tinieblas... de la verdad sobre la mentira... "... Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, o sepulcro, tu victoria?... Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo"(1 corintios 15:54-57). ¿No les parece que hay sobrados motivos para celebrar y no meramente para recordar? Los hay para celebrar todos los días, pero de una manera especial cada año en la Semana Santa, Semana Grande o Semana Mayor.
¿Cómo sintonizar con el espíritu de la Cuaresma? Hay algo importante en lo que debemos centrar nuestra atención.
Durante el tiempo de Cuaresma oímos frecuentemente a algunos hermanos y hermanas de una específica denominación que van a hacer sacrificios, privándose de algo, para expiar los pecados y hacerse merecedores de la salvación. Reconocer el pecado, tanto individual como colectivo, es fundamental para ser salvos; pero lo que trae bendición a nuestras vidas es la confianza incondicional en el poder de Dios, ya que por la bondad del Señor recibimos salvación por medio de la fe; y esto es algo que no conseguimos nosotros, sino que Dios da. No es resultado de las propias acciones, para que nadie pueda jactarse de nada (Efesios 2: 8-9). Pero el poder de Dios no sólo provee para la salvación eterna, sino para salir airosos en situaciones difíciles en nuestro peregrinar por este mundo.
Le invito en esta Cuaresma a reflexionar seriamente en el Poder de Dios, y que ese ejercicio mental lo traduzcamos en vivencia.
Rvdo. Salvador Gavaldá Costelló
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